¿Habíamos visto antes que algún político protagonizara un evento como lo hicieron el gobernador de Nuevo León y su señora esposa respecto al bebé que llevaron a casa?
La polémica muchas veces no nos permite ver más allá de lo que realmente resulta una acción que, sin importar desde dónde se diseñó, llevó un tema tan importante a la mesa de todos los mexicanos.
Somos una mayoría los que no estamos de acuerdo en que se rompan las leyes y menos que se use a un menor para construir una imagen pública, sin embargo la pregunta que nos debemos hacer es ¿Cuál es el impacto humano que esta acción ha desencadenado?
Nos hemos perdido en el chisme político porque sabemos de entrada que no es admisible la forma en que se manejó el evento de este fin de semana con bebé en casa. Mas allá de las críticas, no nos damos cuenta de que se abrió una ventana para entender lo que realmente pasa en estos hogares donde habitan menores de edad que vienen de familias donde existe violencia, abusos físicos y psicológicos, problemas económicos graves o simplemente que no cuentan con un lugar o una familia con quien vivir.
Además de este lío mediático en el que han sido justiciados, existe otra historia que también se está construyendo, aunque quizás no haya sido el fin de su injustificada acción. Se despertó a cientos de ciudadanos que se interesaron por participar en programas de apoyo a estos niños para llevarlos a casa. Este programa de acogimiento familiar existe para que los menores vivan momentos donde puedan experimentar y constatar que no todo es violencia o malestar en su vida, momentos que permiten motivarles viviendo una posibilidad distinta a la que han tenido en el pasado. Los responsables de los niños les ofrecen apoyo emocional, físico y mental, logrando así una mejor atención y cuidado personal.

El impacto humano del bebé de fin semana fue tal, que hubo personas que estaban dispuestas a adoptar al niño en cuestión, sabiendo aún que no goza de una buena salud. Se sabe que normalmente quien busca adoptar solicitan que, en la manera de lo posible, les sea entregado un niño sano. Con este ejemplo del bebé en casa de la familia García Rodríguez, las solicitudes para acoger a un niño en casa se incrementaron, además de que un gran número de personas se “enteraron” de que existe dicho programa, así como de los requisitos para llevarlo a cabo.
La primera dama ha utilizado para bien su presencia en redes sociales, tan es así que ha llevado a cabo todo lo que se ha necesitado para lograr el acondicionamiento propio de ese centro en el poco tiempo que lleva ejerciendo su rol al dirigir el área “Amar a Nuevo León”. Nuevas camas, arreglo de baños, equipamiento y otras acciones que durante décadas nadie había logrado por y para estos niños ¿Dónde estuvieron las primeras damas o jefas del DIF estatal en todos estos años?
Si ponemos la balanza entre lo que se hizo (donde habrán de enfrentar los temas legales) y lo que desde el lado humano se despertó, es claro que deberíamos tener más personas que sin dañar a nadie, trajeran estos resultados de consciencia en nuestro país.
Ya no importa si el evento fue planeado para su imagen pública o no. Lo que realmente importa es el impacto y lo que ha despertado en los ciudadanos al atender estos centros y buscar que las leyes se mejoren para poder adoptar o participar en programas donde lo más importante sea sin duda, el futuro de estos niños y niñas que merecen una vida mejor. Es un llamado de consciencia que no podemos dejar de lado pues ya nos llegó la información. Ahora el reto es comprometernos como ciudadanos y sumarnos en la participación.
Esperemos que Samuel y su señora esposa gobiernen bien a Nuevo León; que sigan en su camino de cumplir con las promesas que hicieron en campaña. La “novela” del protagonismo y antagonismo seguirá mientras haya redes sociales. Ellos de alguna manera enfrentarán el juicio público, pero tú, ¿qué estás dispuesto a hacer por estos niños que no gozan de un hogar donde se les dé amor?
Muy bien artículo Alejandro, todos nos dejamos llevar por el protagonismo desmedido de la pareja gobernadora e incluso lo descalificamos sin buscar siquiera enterarnos del lado benéfico de su acción, publicitaria o no.