El Premio Príncipe de Asturias se crea a fines de 1978, una vez que el régimen de Monarquía Parlamentaria, queda plenamente después de una elecciones generales, la elaboración de una Constitución y su puesta a referéndum, que fue mayoritariamente aprobada. Un grupo de asturianos encabezado primero por distinguidos periodistas a los que se agregaron personajes de la banca y los negocios decidieron fundar el premio. Toda vez que en la nueva Constitución el heredero al trono había sido designado como Príncipe de Asturias y Asturias como Principado de Asturias, fue invitada la casa real, pero al parecer su participación tanto en el financiamiento del premio como en la selección de jurados y ganadores ha sido siempre muy marginal.
Quedando desde el punto de vista tanto operativo como financiero, a cargo de la fundación Príncipe de Asturias. Inicialmente se enfocó al ámbito iberoamericano, pero desde 1991 se decidió que los seleccionados pudieran ser personajes internacionales. Al tomar Felipe VI posesión del trono español y su hija pasar a ser la heredera, el premio fue llamado Princesa de Asturias. El prestigio y reconocimiento de las preseas entregadas ha ido creciendo constantemente.
En el año 2005, la Unesco consideró los Premios Princesa de Asturias de “excepcional aportación al patrimonio cultural de la humanidad”. El premio está dotado con una estatua de Miró, un diploma y 50,000 Euros. Desde su inicio el premio se ha caracterizado por otorgar preseas a grandes personalidades, habiendo sido siempre prácticamente indiscutibles los triunfadores, desde su partida en 1981, se otorgan en las áreas de Comunicaciones y humanidades, Ciencias sociales, Artes, Letras, Investigación científica y técnica y Cooperación internacional, en 1986 se agregó en Concordia y en 1987 el de Deportes.
Muchos mexicanos han recibido el premio: en 1989 el Fondo de Cultura Económica lo recibió en el área de Comunicaciones y humanidades, la revista Vuelta de Octavio Paz lo recibió en esta misma categoría en 1993, (Vuelta el antecedente más cercano de Letras Libres tan denostada actualmente), en 2018 Alma Guillermo Prieto, la brillante bailarina, periodista, escritora, ensayista, fue la recipiendaria, también en el área de Comunicaciones y humanidades, (en esta columna escribí una nota al respecto). En 2020 lo fue la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
En el espacio de Ciencias sociales, Silvio Zavala en 1993, Zavala, el brillantísimo historiador, diplomático y educador yucateco; muy significativo fue el premio que en 2001 recibió el Colegio de México, toda vez que la institución nació inicialmente con la aportación del exilio español proveniente de la Guerra Civil española.
En Letras, en 1983, apenas a tres años de haberse iniciado; le fue otorgado a Juan Rulfo, a quien controvertidamente no se le otorgó ni el Cervantes ni el Nobel; en 1994 se le asignó a Carlos Fuentes, muchas veces candidato al Nobel sin haberlo conseguido. En el área de investigación científica y tecnológica varios mexicanos han sido premiados. Emilio Rosenblueth brillante ingeniero dedicado a la investigación sismológica y la docencia lo recibió en 1985; en 1987 se le otorgó a Pablo Rudomín, distinguido neuro-fisiólogo que ha desarrollado su brillante carrera en el CINVESTAV; en 1988 se le dio a Marcos Moshinsky destacado físico que trabajó siempre en la UNAM; Guido Münch en 1989 fue premiado, chiapaneco, ingeniero, matemático, astrónomo y astrofísico, trabajó en la NASA, en otros sitios de los Estados Unidos y en España.
En 1991 lo recibió Francisco Bolívar Zapata, distinguido doctor en química que ha trabajado en bilogía celular y genética bacteriana y que ha creado el campo que la UNAM estableció en Morelos; Ricardo Mileldi se le asignó en 1999, un brillante neurocientífico, médico graduado en la UNAM, que trabajo en varios sitios en los Estados Unidos. En 2011 le otorgaron la distinción a Arturo Álvarez Buylla Roces (hermano de la directora del CONACYT), distinguido neurocientífico que estudia en San Francisco la regeneración neuronal en el adulto y el origen de los tumores cerebrales.
En el área de Cooperación internacional, se le otorgó a José López Portillo, seguramente por su papel en la reanudación de relaciones diplomáticas entre México y España después de haber estado suspendidas durante 40 años.
Este 2022 en Ciencias sociales se le ha otorgado a Eduardo Matos. Destacado antropólogo mexicano que ha tenido una carrera brillante; estudió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y después hizo estudios de maestría en la UNAM. Trabajó en diversos sitios arqueológicos, como Tula, Teotihuacán, así como en diversos sitios mayas y olmecas, en 1978 encabezó, desde su inicio, el proyecto Templo Mayor, este proyecto tuvo logros importantísimos, estableciendo conocimientos fundamentales sobre el Imperio Mexica e incluso sobre el periodo posclásico tardío mesoamericano, dirigió el proyecto hasta 1991, cuando pasó a manos de uno de sus alumnos Leonardo López Luján.
Los múltiples descubrimientos han conformado el Museo Templo Mayor, en cuyo origen y establecimiento la labor de Matos fue fundamental. Es reconocido a lo largo y ancho del mundo, ha sido invitado a cursos y pláticas en muchas y distinguidas universidades en todo el mundo. La importancia de su obra ha quedado patente en múltiples obras, con libros y artículos trascendentales. Ha sido reconocido como doctor Honoris Causa, por la UNAM. Quizá una muestra de su grandeza y generosidad es que sus alumnos han publicado dos libros muy valiosos, significativos, editados en su honor y relatando y describiendo su muy importante trabajo.
Lamentable ha sido que el premio obtenido por Matos Moctezuma no haya tenido repercusión en las autoridades gubernamentales ni del área cultural ni de ninguna otra incluido el presidente de la República. No sé si porque Matos no es muy partidario de la 4T o porque es miembro del Colegio Nacional, o por qué el premio se otorga en España; o las tres.
Se trata de una tergiversación de valores por parte de la 4T que no le hace nada bien al país