Hemos sido testigos de cómo en corto tiempo hay una enfrentamiento entre los poderes Ejecutivo y Judicial, nadie puede decir si está bien o no, lo que sí es cierto, es que debe existir un respeto total entre ambos, no es admisible el tono de altanería que ha utilizado el Ejecutivo, el cual pone en riesgo la autonomía de los poderes; si existen diferencias, discrepancias, las mismas tendrían que ser tratadas con forme al derecho y nadie puede hacer de menos la labor de cualesquiera de éstas. Si bien es cierto que la propuesta de modificación a la ley energética pasó prácticamente inadvertida en las dos Cámaras, y con el antecedente de que la Suprema Corte de Justicia ya había notificado meses atrás que la misma no pasaría por un tema anticonstitucional, era obvio que al ser remitida para su revisión y aprobación o suspensión provisional, la determinación del juez Juan Pablo Gómez Fierro se daría también de forma casi inmediata.
Lo que no es comprensible es la actitud del Ejecutivo, casi todos los días promueve que “ya” se acabó la corrupción en su gobierno y, sin embargo, pone en tela de juicio la sentencia de un magistrado que, como todos sabemos, no llegó a ese puesto en dos meses, sino que lleva una carrera a la vista de todos impecable; así que suponer, decir, sugerir, que su actuar está ligado a intereses extranjeros y no del bien de la Nación, es una actitud por demás dictatorial. Es decir, si no aceptas lo que digo o escribo (tal cómo pasó en las Cámaras que no le movieron ni una coma a dicha propuesta de ley), entonces de inmediato eres un corrupto, tienes intereses creados y, por ende, se te debe de investigar; desprestigiando el nombre sin prueba alguna, sin respeto, sólo porque lo dice el Ejecutivo. Pero ¿qué ha pasado cuando se ha denunciado a verdaderos actos de corrupción del presente gobierno?, ¿las “aportaciones” del hermano del presidente?, ¿los contratos de la prima?, ¿las múltiples asignaciones directas sin licitación alguna?, ¿dónde está la congruencia?, ¿dónde queda la crítica presidencial? Simplemente se ignora sin dar respuesta directa ni acción concreta.
La respuesta del presidente de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Saldívar, valiente, sí, pero para mi gusto un poco parca, ya que precisamente por eso están los tres Poderes y el respeto que debe existir entre todos, es incuestionable; para ello, tal cómo lo expresó, existen los tribunales y por supuesto que nadie puede estar por encima de la Constitución, se trate de quien se trate.
Vemos con beneplácito que hay otro juez, Rodrigo de la Peza López Figueroa, juez primero especializado en la Competencia Económica, Radiodifusión y Telecomunicaciones, que también otorgó el amparo a varias compañías extranjeras, ya que al menos son 70 que estarían siendo afectadas. Y claro, era de esperarse, no puedes permitir como inversionista que te cambien las reglas del juego de la noche a la mañana, y menos, por una iniciativa que promueve la energía, más costosa, más contaminante y que dañará seriamente la ecología del país, pero lo más importante, las relaciones internacionales de México, que ya de por sí no somos el mejor país para realizar inversiones, con esto, de pasar y aprobarse, sería la estocada final a las mismas y el peor escenario. Los Poderes de la Unión son para equilibrar el actuar de las leyes y del país, de ninguna manera pueden ser usados a criterio de una sola persona porque se perdería su autonomía.
Creo que todo mexicano debe apoyar a que sea aplicada la ley en tiempo y forma, más allá de los intereses particulares del presidente. Poner en duda la resolución del Poder Judicial nos pone contra la pared, el mensaje que se envía al mundo es por demás peligroso y nada benéfico. Las leyes son para cumplirlas al pie de la letra, si hay terquedad o capricho por esto, no es tema de la Suprema Corte de Justicia, sino de la incapacidad para entender que deben respetarse las instituciones, en ellas está el equilibrio del país, si hay algo que perjudique o quebrante la ley, es necesario exponerlo y aclararlo en los tribunales y que la ley hable por sí sola.
Hoy más que nunca se tiene que aplicar la máxima del presidente Benito Juárez: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Pero como siempre, ustedes tienen la última palabra. Si gustan nos seguimos leyendo.
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