El vaivén de la democracia; unos sólo la ven cuando ganan

El gobierno mexicano se ha caracterizado por su pragmatismo a la hora de hablar de democracia, a la cual sólo alude cuando los resultados de unas elecciones le son favorables.

Fotografía: Cuartoscuro
Fotografía: Cuartoscuro

Michael González

Lectura: ( Palabras)

La democracia en México tiene mucho por mejorar y madurar. Podría decirse que aún está en ¨pañales¨, eso es trabajo de la clase política y la ciudadanía, porque sí, no sólo ejercemos nuestro derecho democrático al depositar un voto en las urnas, también hay otras formas para defenderla y sostenerla. 

Aunque en números de participación, esta fue la elección intermedia en que más personas salieron a votar – pese al contexto de pandemia –, lo ideal sería contar con una participación del 65% o más, por una cuestión de representatividad y diversidad. 

Pese a todo eso que falta por hacer, los pasos que se han dado los últimos 20 años son, cuando menos, importantes con el propósito de fortalecerla y se cumpla ese ideal de que el poder recaiga sobre la ciudadanía. 

Antes, la gente sufragaba con el sentimiento de que su voto no contaba para nada y, aunque hiciera todo lo que estuviera a su alcance, no podía ver reflejado ese cambio que quería a partir de unas elecciones. 

Es importante siempre tener presente que el hoy Instituto Nacional Electoral (INE) se creó el 11 de octubre de 1990, pero no fue hasta 1996 que este se desligó del Poder Ejecutivo para pasar a ser un organismo autónomo e independiente. 

Es decir, pasaron casi 70 años de priismo y organización de elecciones a modo por parte del gobierno mexicano – de la mano de la Secretaría de Gobernación – para que la ciudadanía contará con un organismo en el cual pudiera confiar. Un organismo ciudadano para las ciudadanas y ciudadanos.

Se cumplirán 25 años del nacimiento del IFE independiente, un hecho que, indudablemente, fortaleció nuestra democracia. Si se ve objetivamente, es muy poco el tiempo que ha pasado desde entonces.

La democracia se construye día a día 

El secretario de Relaciones Exteriores (SRE), Marcelo Ebrard, escribió este lunes una columna de opinión titulada: ¨Las elecciones en México demuestran una democracia sólida¨ que se publicó en el Washington Post, un medio que continuamente crítica él y el presidente, Andrés Manuel López Obrador.

En ella explica como el gobierno, del cual forma parte, celebró la victoria del partido Morena en 11 de 15 gubernaturas y la retención, gracias a sus aliados, de la mayoría en la Cámara de Diputados. 

Por esa parte, sostiene que las distintas fuerzas políticas – tanto oficialismo como oposición – intentaron convencer al pueblo lo bien que le fue a cada uno en las elecciones. 

Para Ebrard esto es sinónimo de ¨lo que se acostumbra tras el día electoral en cualquier democracia consolidada¨.

Es curioso que se hable de democracia consolidada después de los comicios y que los resultados de estos le favorezcan a la fuerza política que Marcelo representa. 

También llama la atención que, a la vez que el canciller afirma que la democracia en México está consolidada, resalte la figura del presidente, López Obrador como si fuese él quien la trajo a nuestro país. 

No sólo está lejos de la realidad, sino que reafirma la crítica que muchos hacen hacia esta administración, la que esta gira entorno a un personaje fetichizado (AMLO). 

López Obrador es y será la piedra angular de este gobierno, todo lo bueno que pase es gracias a él y todo lo malo es a pesar de él. Un caudillo al estilo más puro, así se ve y esa imagen la transmite su administración. 

Ebrard debe entender que la democracia no se construyó del 1 de diciembre de 2018 para acá ni mucho menos es gracias a un personaje, decirlo así sólo nos aleja del ideal democrático necesario.

¿Quién se equivocó?

El titular de la SRE también señala que los críticos de la 4T ya se equivocaron en tres predicciones: una de ellas afirmando que AMLO nunca llegaría a la presidencia; la segunda, que México descendería al caos económico; y la tercera de ellas es la advertencia del retroceso democrático que existe en México producto del actual gobierno. 

Evidentemente, en la primera predicción se equivocaron muchos porque hoy es una realidad que López Obrador es presidente, pero en las otras dos predicciones que menciona el canciller habría que preguntarse si verdaderamente se equivocaron sus críticos. 

Ebrard sostiene que el aumento del salario mínimo y que el PIB de México pueda crecer en un 6% para el cierre de 2021 es gracias a ¨la clara victoria de AMLO en las elecciones intermedias¨.

En ese sentido, resalta que desde AMLO llegó al poder se reorientaron las políticas públicas en favor de los más desfavorecidos de nuestro país. 

Otra vez, sobreponiendo a la figura de Andrés Manuel como la responsable de todos los ¨logros y éxitos¨ nacionales.

Pero lo que omite el canciller es que el año pasado nuestra economía decreció 8.5% en comparación con 2019, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). 

La pobreza creció más en este gobierno y que la pandemia nos quitó la vida de más de 340 mil personas, siendo la mayoría de las y los fallecidos personas de escasos recursos. 

¿Verdaderamente se puede decir que ahora se apoya más a los pobres? Pues, algunos datos y hechos parecen mostrar lo contrario

Nadie les está pidiendo que arreglen los conflictos de la existencia humana en seis años de gobierno, pero tampoco quieran colgarse la medalla de ¨logros¨ que ni siquiera se pueden traducir en hechos palpables. 

La supuesta consolidación de la democracia

Hacia el final de la columna el canciller menciona que ¨el presidente ha manifestado su desacuerdo con las decisiones de la autoridad electoral… pero en todo momento ha respetado su actuar¨

Esa aseveración no es tan cierta del todo, porque durante las campañas electorales el mandatario se dedicó a dinamitar la confianza y la credibilidad del INE en la mayoría de sus conferencias matutinas. 

Lo calificó de ser ¨el supremo poder conservador¨ y de ¨antidemocráticos¨, hasta sugirió desaparecerlo y que la organización de las elecciones pase a manos del ejecutivo, como ocurría antes. 

Su mismo partido – porque en la columna, Ebrard se asume como miembro de Morena – desde el Senado y Cámara de Diputados también insinuaron querer acabar con el INE si los resultados en las intermedias no les favorecían. 

Afirma falazmente que el gobierno consulta sobre todas las grandes decisiones que se van a tomar. Cuando a nadie se nos preguntó si queremos que se le extienda el mandato al ministro Arturo Zaldívar, o si deseamos que nos capturen datos biométricos para contratar una línea telefónica.

El gobierno parece no entender, o no quiere entender, que las críticas no son en base a sus diagnósticos y principios, sino con el diseño de políticas que buscan darles solución a esos problemas. 

Todas y todos queremos que se acabe la corrupción en el gobierno, las groseras desigualdades económicas, la incesante impunidad, la violencia contra las mujeres y toda una serie de problemas que padece este país, eso es innegable. 

Pero esta administración está tan ensimismada en descalificar las críticas por ¨venir de la derecha¨, en lugar de evaluar si lo que están haciendo verdaderamente da resultados visibles y que mejoren la vida de las personas. 

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