El presidente Andrés Manuel López Obrador propuso reformar la Constitución para que se eliminen los curules plurinominales en la Cámara de Diputados y Senado de la República.
En una conferencia matutina el mandatario expresó que estas diputaciones ya no son necesarias para México y que debían quitarse. Además, señaló que, eliminando las 200 diputadas y diputados, y las 32 senadoras y senadores de representación proporcional representaría un gran ahorro que puede utilizarse para la población.
¨ ¿Para qué tantos diputados? ¿por qué no nada más se quedan los de mayoría y se quitan los 200 plurinominales? Pero esto no solo en la Cámara de Diputados, también en la Cámara de Senadores”, apuntó AMLO.
Los representantes en el Congreso de su partido, Morena, respaldaron la propuesta del presidente y aseguraron que la llevarían a discusión para que se pueda aprobar.
Aunque es la primera vez que el presidente, desde las mañaneras, muestra su postura sobre el tema, este ya ha sido motivo de discusión en el Congreso en la actual Legislatura, a partir de propuestas de diputadas y diputados de Morena, PRI, PAN y Movimiento Ciudadano.
Sólo dos diputados, ambos de Morena, abogaron por eliminar las 200 diputaciones de representación proporcional y que sólo se quedaran los 300 de mayoría relativa. Otros propusieron reducir el número de plurinominales y algunos se inclinaron por modificar la elección de estas diputadas y diputados.
Una modificación parcial en las diputaciones plurinominales, o eliminarlas por completo, suponen una reforma constitucional, es decir, se necesita el voto de las dos terceras partes del Congreso en favor de la iniciativa.
Una situación poco probable para lo que le resta a la actual Legislatura y mucho menos a la que está por comenzar.
Como una falacia abre a la desinformación
Una de las principales razones que abre la discusión en contra de las diputaciones plurinominales es que ¨no son elegidos¨ por el pueblo. Por el hecho de que no aparecen en la boleta electoral.
Evidentemente el nombre de quienes llegan a ser diputadas o diputados plurinominales no aparecen en la boleta electoral, pero sí al reverso de esta. Igualmente ocurre con el resto de los cargos de elección popular.
Un ejemplo claro es cuando se vota por un presidente, gobernador, alcalde o jefe municipal. Uno escoge a quien queremos que dirija la demarcación donde vivimos, pero a fin de cuentas son ellas o ellos quienes eligen quienes trabajaran a su lado.
Por ejemplo, nadie votó por quienes debían de conformar el gabinete presidencial, únicamente votamos por el presidente.
Y así podemos seguir enumerando ejemplos. Como el caso de la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum. Las ciudadanas y ciudadanos de la capital escogimos a Sheinbaum, pero ella determinó a su tesorero, secretario de obras y servicios, secretario de tecnología y así.
Si nos pusiéramos a analizar crudamente, nos daremos cuenta de que hay un montón de personas en cargos de gobierno que nadie de nosotras ni nosotros puso ahí a través del voto.
Otra de las diatribas contra las diputaciones plurinominales es que los partidos sólo ponen a personas impresentables y de poca calidad. Podemos decir que es cierto esto, luego nos encontramos con diputados que poco aportan a la discusión pública desde su curul, existe mucha improvisación e ignorancia, principalmente en los llamados partidos de izquierda como el PT o Morena.
Pero eliminarnos no evitará que sigan llegando impresentables al Congreso. Hay otros que, por el apoyo de un partido, llegan al Poder Legislativo por la mayoría relativa – elección – y son igual de nefastos que algunos plurinominales.
Necesarios para la diversidad y pluralidad
Para nuestra incipiente democracia, las representaciones plurinominales son muy importantes para mantener diversidad y pluralidad en el Poder Legislativo.
En 1976 la oposición al régimen priista orquestó un boicot en las elecciones federales, dejando que sólo se presentase a la contienda presidencial el candidato del PRI, José López Portillo. Eso se trasladó al Congreso donde el Partido Revolucionario Institucional obtuvo una aplastante mayoría en ambas cámaras.
El hecho evidenció el autoritarismo en el que estaba sumergido el país, en donde un partido con poder hegemónico controlaba a su antojo todas las instituciones del Estado.
A partir de allí se reformó la Constitución para que en la Cámara de Diputados – 10 años más tarde llegaría para el Senado – entrara la figura de representación proporcional.
Esto para que haya una mayor diversidad en el Legislativo de aquellos partidos que sí recibían el apoyo de la ciudadanía desde las urnas, pero no el suficiente para que la candidata o candidato ganara un curul.
En ese momento abrió un poco más el espacio a la representatividad en el Congreso que durante muchos años era controlado por un solo partido, aunque así siguió por unos años más.
Si observamos las elecciones federales, el partido que gana la presidencia siempre cuenta con mayoría en la Cámara de Diputados. Las representaciones plurinominales impiden que esa mayoría le de la facultad al partido en el gobierno de gozar con exceso de poder.
Eliminarlas sería retroceder en nuestra democracia y le eliminaría la posibilidad a cualquier partido pequeño o naciente de contar con su representación en el Congreso, la cual merecen y ayuda a diversificar el debate público.
Se pueden modificar, sí. Sobretodo para que las diputaciones plurinominales no se conviertan en un pago de favores de los partidos.
Declaraciones poco casuales
Estas declaraciones del presidente no son casuales, sino que llevan un trasfondo detrás. Intereses políticos de por medio para el segundo trienio de su gobierno.
Porque si fuese únicamente por acabar con los ¨impresentables¨ y ¨eliminarse un gasto en salarios y beneficios¨ de los plurinominales, para que ese dinero se oriente en otras áreas, bien lo pudo proponer al inicio del sexenio cuando empezó a recortas gastos en múltiples sectores del gobierno.
Pero no, esto lo hace tras unas elecciones intermedias en las que su partido perdió terreno y necesita más que nunca de sus alianzas para poder contar con la mayoría.
El presidente necesita de la mayoría calificada en el Congreso para hacer las reformas Constitucionales que desea, las cuales le permitirá acelerar todos los proyectos que tiene por delante en los tres años que le queda de gobierno.
Si elimináramos las diputaciones plurinominales para la próxima Legislatura, Morena con sus alianzas pasaría a tener el 61% del control en la Cámara de Diputados y muy cerca de esa mayoría calificada.
Eso demuestra que la intención del presidente no es ¨la austeridad¨ o ¨reorientar más dinero a quienes más lo necesitan¨. El interés es tener más poder, así como ocurría con el PRI, de donde el aprendió mucho de lo que hoy aplica desde la silla presidencial.
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