La real democracia en nuestros países no debe ser una permanente y eterna lucha de disenso, sino más bien apostarle al consenso como herramienta privilegiada de la evolución social.
La solidaridad con la UCA y el llamado de atención contra el dirigente sandinista deben motivar una respuesta global tendiente a restringir la administración orteguista.
Es entendido y comentado en todos los espacios habidos y por haber que no hay democracia sino hay respeto a los derechos humanos de cada individuo.
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