Recolección de alto riesgo
Alejandro Ramos Magaña
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Todas las bolsas son abiertas y los residuos son depositados en el camión recolector, y ahí el trabajador tiene contacto con todo tipo de desechos que pueden estar contaminados con el virus del COVID-19, pues éste puede sobrevivir horas y días en materiales como…

Fotografía: Compromiso Empresarial.
Fotografía: Compromiso Empresarial.

Lectura: ( Palabras)

A más de un año de que la pandemia por el COVID-19 impactó a México, y en particular a la capital del país, el personal de limpia no cuenta con los equipos de protección personal que han recomendado la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), tales como mascarillas, cubrebocas, overol/bata, gorra y botas.

En la Ciudad de México, con una población de 9 millones 209 mil 944 habitantes (INEGI, Censo 2020), existen aproximadamente 60 mil trabajadores de limpia, de los cuales 25 mil laboran con contrato y prestaciones de ley, el resto pertenece a un “ejército” de voluntarios y pepenadores que viven de las propinas y de lo que obtienen del reciclaje de algunos materiales como cartón, papel, telas, plástico y aluminio, entre otros, según me explicó Héctor Castillo Berthier, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

El también experto en el tema de la basura advierte que en la colonia Renovación, en Iztapalapa, existen casi 15 mil pepenadores que realizan su trabajo sin ningún equipo adecuado para procesar los residuos sólidos, que muchas veces vienen contaminados con bacterias y virus.

pepenadores de basura
Fotografía: SciDev.Net.

Durante el proceso de recolección, transportación y disposición final, este personal de limpia sólo porta, en el mejor de los casos, cubrebocas –muy usado, sucio y la mayoría se lo coloca abajo de la nariz–, y a decir de algunos trabajadores, no han recibido cursos de capacitación sobre el manejo de los residuos durante la emergencia sanitaria. Aunque también reconocen que es muy raro cuando una bolsa viene sellada o con alguna leyenda que indique que se trata de desechos de un enfermo de COVID-19.

Cabe precisar que, desde principios de abril de 2020, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) emitió una serie de medidas para el manejo de los desechos durante la pandemia, y recomendó separar cubrebocas y otros desperdicios sanitarios, principalmente de las personas contagiadas, en una bolsa marcada como “COVID-19”. 

“La gente tampoco colabora. Nosotros cuando abrimos las bolsas nos encontramos pañuelos desechables hasta con sangre, jeringas con agujas expuestas, cajas vacías de medicamentos, vendas, cubrebocas, guantes, y estos llegan a venir revueltos con desechos orgánicos de comida o utensilios de plástico”, me dice un trabajador de un recolector de limpia, al mismo tiempo que hace la labor de pepena en plena calle de la colonia Anzures.

Mientras platico con él, observo que la unidad recolectora no viene limpia de su exterior y trae escurrimientos de lixiviados. De ahí que le pregunte si la desinfectan en cada jornada: “Uff, usted pide mucho…”, es su respuesta.

pepenadores y trabajadores de limpia
Fotografía: El Economista.

Otra de las recomendaciones de la OMS y la OPS es que en lugar de evitar romper las bolsas y se les extraigan los residuos, en las calles, plazas y unidades habitacionales, se hace lo contrario. La manipulación de bolsas es cotidiana y todo el personal de limpia busca siempre los residuos de valor que entran a la llamada economía circular del reciclaje. Todas las bolsas son abiertas y los residuos son depositados en el camión recolector, y ahí el trabajador tiene contacto con todo tipo de desechos que pueden estar contaminados con el virus del COVID-19, pues éste puede sobrevivir horas y días en materiales como el aluminio, vidrio, plástico y el papel. 

Además, durante la jornada de recolección de desechos, este personal no tiene acceso al lavado de manos con agua y jabón, ni tampoco llevan gel antibacterial o alcohol; y muchos reciben de propia mano de los vecinos o comerciantes las bolsas con los desechos, cuando también las autoridades de la Ciudad de México han recomendado que se evite el contacto con el personal de limpia, y si esto ocurre debe ser a una distancia de 2 metros.

Otra mala práctica que se tiene en la ciudad, es que durante la noche muchos vecinos sacan de sus domicilios las bolsas con sus desechos y las dejan en las esquinas o junto a jardineras y árboles, y éstas son abiertas por gente de la calle que busca algo de valor en la basura; otra parte lo hacen los roedores o perros callejeros que destruyen dejando expuestos los contenidos. Este tipo de prácticas se presentan tanto en barrios populares como en colonias de alto nivel económico. Ni con la pandemia se ha puesto orden a este problema, tampoco se ha elevado la conciencia de algunos ciudadanos.

cómo tirar cubrebocas
Fotografía: Acuario Michin.

Castillo Berthier estima que durante la pandemia han fallecido más de 200 trabajadores de limpia, pero presume que deben ser más, pues muchos son informales y no entran en los registros del gremio.

Por la importancia que representa este gremio de limpia en cualquier parte del país, debería estar en un plan prioritario de vacunación contra el COVID-19, sean formales o informales. También es el momento de que se establezca un programa de protección integral a todo este “ejército”, así como lanzar un nuevo plan normativo para la separación de desechos, ordenar la pepena a cielo abierto y evitar la proliferación de las bolsas nocturnas en las calles de la ciudad.

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