Independientemente del recuento, conviene tener siempre una actitud de agradecimiento, pues esta permite ver las oportunidades y regalos que deja la adversidad.
El autor supone al ser humano como un ser espiritual que en su proceso de encarnación va pasando por diferentes etapas en las cuales va desarrollando aspectos específicos de su existencia.
Los ritmos personales dependen de la propia energía, de los intereses particulares, de la alimentación, del tiempo de descanso necesario, etcétera.
El conocimiento humano es un proceso que nunca termina, pues jamás se podrá agotar totalmente el misterio de la existencia.
10 97