La Montaña guerrerense
Ruth Zavaleta Salgado
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La Montaña de Guerrero es un territorio que se caracteriza por el abandono social, más del 60% de la población tiene al menos una carencia social.

Imagen: Desinformémonos.
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Lectura: ( Palabras)

La Montaña de Guerrero es un territorio que se caracteriza por el abandono social. Las condiciones paupérrimas en que viven sus pobladores, que tienen los más elevados niveles de marginación del país, han sido estudiadas desde por lo menos el año 2000. De hecho, sus niveles en el Índice de Desarrollo Humano, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) los asemeja a Mali o Malawi, en África. Por sus paisajes, sus cerros, pasan el tiempo y los gobiernos, pero no mejoran las condiciones de vida de la gente.

El 60% o más de la población vive en condición de pobreza, situación en la que se encuentra una persona cuando tiene al menos una carencia social de educación, salud, seguridad social, vivienda y alimentación, y su ingreso es insuficiente para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias. Además, el 80% o más carece de seguridad social y por lo menos el 50% presenta una baja accesibilidad a carreteras pavimentadas. La mitad de los municipios de la Montaña tienen porcentajes de hasta 20 puntos de carencia a los servicios de salud; un dato muy importante para estos tiempos en que vivimos azotados por la pandemia de la Covid-19.

De hecho, el pasado junio, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) al presentar el Visor geoespacial de la pobreza y la Covid-19 en los municipios de México (la herramienta que permite ver los casos positivos del coronavirus junto con las características socioeconómicas donde se presentan, por municipio o grupos de municipios) alertó que nueve municipios de la Montaña (Atlixtac, Xalpatláhuac, Ahuacuotzingo, Olinalá, Xochihuehuetlán, Tlalixtaquilla, Tlapa, Alpoyeca y Huamuxtitlán) presentaban una tasa de letalidad más alta con respecto a otras zonas del estado.

Ahora bien, el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, una de las organizaciones sociales de la región, identifica dos consecuencias directas de los altos niveles de marginación: la migración y la siembra de enervantes. En La Montaña, parecen decirnos, los caminos son esos dos: o irse a los Estados Unidos o sembrar amapola para la delincuencia. En materia de desarrollo, esos caminos, dificultan cualquier solución a medio y largo plazo, pero hay ideas que se pueden explorar, puesto que todo gran camino comienza con un primer paso.

La montana guerrerense
Imagen: Animal Político.

No es raro escuchar en La Montaña sobre alguien que emigró a otro estado o a Chicago o Nueva York. Guerrero es, junto con Oaxaca, uno de los estados que más migrantes expulsan del país. El INEGI calcula que cada año, más de 73,000 guerrerenses abandonan el país en busca de un trabajo mejor remunerado en Estados Unidos. ¿Cuánto talento se ha perdido? Dado que vivimos en la era de la tecnología y las Fintech, ¿no sería hora de que, desde el gobierno del estado, se crease algún mecanismo para que aquellas personas que envían dinero a sus familiares, tengan menores comisiones, aprovechando una visión comunitaria? Es decir, que se puedan utilizar esas comisiones en proyectos de mejora de condiciones de vida. Hay experiencias en ese sentido en La Montaña, en el ámbito de vivienda. Quizá sea hora de abrir un poco el panorama.

Guerrero también ocupa el primer lugar en cuanto a producción de amapola en el país, ya que en su territorio se genera el 60% de este enervante ilícito, según información de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). El precio por el kilo de goma de amapola puede oscilar entre los 5,000 y 15,000 pesos, de acuerdo el ya mencionado Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

Dicha problemática resulta difícil y compleja, porque involucra no nada más a los tres niveles de gobierno, sino también a cierta dinámica: en un mundo abatido por la pobreza, es mejor sembrar amapola que jitomate porque paga más. Por eso, no es un asunto nada más de erradicación de cultivos, es necesario promover la sustitución de cultivos que garanticen mejores pagos. Quizá sea hora de promover los productos de la región bajo la filosofía del Comercio Justo, con sus más y sus menos, el estado de Guerrero podría ayudar en la promoción y comercialización de los productos de La Montaña, ayudar en la formación de Cooperativas Comunitarias. Claro, también es necesario aprovechar el debate nacional sobre la Ley de Amnistía y avanzar hacia la legalización de los cultivos.

Toda situación compleja requiere medidas audaces y creativas. Lo que La Montaña de Guerrero ya no aguanta es la falta de voluntad, la dejadez, los años de abandono. El estado que queremos, ese territorio próspero y diverso, debe comenzar a ocuparse y ser solidario.


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