Museo León Trotsky: su legado histórico en México
Pablo Viñamata

Citas desde Barcelona

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Varias estancias de la casa quedaron tal como estaban cuando Lev Trotsky fue asesinado. Hoy en día…

Imagen: Ediciones IPS.
Imagen: Ediciones IPS.

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Un artículo anterior lo dediqué al Museo de las Intervenciones, uno de los muchos que tiene la Ciudad de México; un lugar dedicado a las intervenciones extranjeras que ha vivido el país a lo largo de su historia. A pocas cuadras de éste, hay un museo que quizá no sea de los más conocidos de la capital, pero que sin duda es muy interesante y lleno de historia: el Museo Casa de León Trotsky. Situado en la antigua residencia donde vivió a partir de mediados de 1939 hasta su asesinato en agosto de 1940, el fundador del Ejército Rojo. El edificio está situado en la Calle Viena de la Colonia del Carmen, en la Alcaldía Coyoacán; muy cerca también de uno de los Museos más famosos de la ciudad: El Museo Casa Azul Frida Kahlo, lugar donde también pasó un tiempo Trotsky al llegar al país, gracias a su amistad con Frida y Diego Rivera

El exlíder revolucionario llegó a México durante la presidencia de Lázaro Cárdenas, época en la que vinieron muchos exiliados al país; pero el extranjero ruso no era una figura fácil para muchos países. Después de ser expulsado de la URSS en 1929, estuvo exiliado en Turquía, en Francia y en Noruega. Sus continuas críticas a Stalin y al poder dictatorial que éste ostentaba le convirtieron en enemigo de buena parte de los partidos comunistas del mundo, que en aquella época seguían férreamente las directrices que llegaban desde Moscú; y es que el dictador soviético persiguió y asesinó a buena parte de la familia de Trotsky, tanto en la URSS como en Europa. Asimismo, los gobiernos que le hospedaban querían mantener buenas relaciones con la Unión Soviética y siempre intentaron limitar o impedir sus actividades y declaraciones.  

Museo Casa de León Trotsky
Museo Casa de León Trotsky (Foto: CDMX Travel).
Jardín del Museo Trotsky
Jardín del Museo Trotsky (Foto CDMX Travel).

Finalmente, en 1936 el gobierno mexicano le otorgó asilo político en el país, llegando al puerto de Tampico en enero de 1937. En 1990 se creó el actual museo en la última casa donde vivió Trotsky, inaugurándose también un instituto de ayuda a los exiliados. Desde hace años el nombre oficial es el Instituto del Derecho de Asilo Museo-Casa de León Trotsky.  

Durante el tiempo que vivió en la Casa Azul, Trotsky vivió un romance con Frida Kahlo y en 1938 promovió la creación de la IV Internacional, lejos de los designios de Stalin. Pero en aquella época, el dictador soviético había aumentado su paranoia, por lo que inició una gran purga en todo el Estado soviético hacia elementos “contra revolucionarios” durante los “Procesos de Moscú”, entre los que se encontraban también seguidores trotskistas. Trotsky defendía que la Revolución debía triunfar en todo el mundo a la vez y no solamente en un número pequeño de países, como hasta aquel momento. Pero la férrea disciplina que seguían los Partidos Comunistas de todo el mundo hacia las directrices de la Unión Soviética, llevó a estos a rechazar a Trotsky y a sus seguidores.

León Trotsky
Foto: El Español.
Diego Rivera con Trotsky
Diego Rivera con Trotsky (Foto: Memoria Política México).

De hecho, en México, pronto empezó a tener diversos problemas. Con Diego Rivera discutió, ya que el pintor mexicano en 1939 defendió a Stalin, por lo que tuvo que buscar un nuevo alojamiento en la calle Viena. Pero en su nuevo hogar Trotsky no logró evitar a los esbirros de Stalin. En la madrugada del 24 de mayo de 1940, un grupo de atacantes entró en la casa, ambos miembros o simpatizantes del partido Comunista de México, con la colaboración de uno de los guardaespaldas del exiliado ruso. Entre los asaltantes se encontraba el muralista David Alfaro Siqueiros. Después de reducir a la policía que custodiaba la casa, entraron en ella y llegaron a una habitación donde abrieron fuego con sus armas. Pero Trotsky y su mujer, Natalia Sedova, estaban en otro dormitorio y se habían escondido debajo de la cama; el nieto de ambos sólo recibió una pequeña herida en el pie. Los guardias rápidamente expulsaron a los asaltantes, llevándose al guardaespaldas que era agente doble y lo mataron. El muralista acabó exiliado en Chile gracias a la ayuda de Pablo Neruda.

Después de este atentado frustrado, se puso en marcha otro plan ordenado desde Moscú; con dos agentes, madre e hijo, Caridad Mercader y Ramón Mercader. Este último había seducido a Sylvia Ageloff, una trotskista estadounidense que era la secretaria particular de Trotsky. Llegó a la Ciudad de México en octubre de 1939 con la falsa identidad de Jacques Mornard, y no conoció al exiliado ruso hasta unos días después del primer atentado. Haciéndose pasar como novio de Ageloff, Mornard (Mercader) empezó a ganarse la confianza de Lev Trotsky, que a pesar del peligro que corría, en muchas ocasiones no prestaba mucha atención a su seguridad. Finalmente, el 20 de agosto de 1944, Mercader entró en la casa para enseñar unos documentos a Trotsky, y aprovechando un descuido, sacó un piolet del abrigo y le golpeó en la cabeza; no obstante, aun cuando el revolucionario ruso, un hombre duro, logró zafarse de él y pedir ayuda, falleció al día siguiente a causa de las heridas, teniendo un funeral multitudinario en la Ciudad de México.

Trotsky y su esposa Natalia Sedova con Frida Kahlo, cuando llegaron al puerto de Tampico y la pintora y Diego Rivera
Trotsky y su esposa Natalia Sedova con Frida Kahlo, cuando llegaron al puerto de Tampico y la pintora y Diego Rivera fueron a recibirles (Foto: México Desconocido).
Trotsky en discurso
Foto: L’Occhio.

Mercader fue arrestado en el acto; su madre, quien le esperaba con otro cómplice fuera de la casa en un coche para huir, logró escapar, y llegar un año después a la Unión Soviética. El magnicida fue condenado a 20 años de cárcel. En 1943, la URSS con ayuda de Caridad Mercader idearon un plan de fuga. Pero las suspicacias que despertaron las gestiones de su madre en las autoridades mexicanas, provocó que los planes de evasión fuesen abortados y Mercader tuvo que cumplir la condena íntegra en la cárcel de Lecumberri, saliendo en 1960 y viviendo en la Unión Soviética, donde fue considerado un héroe por las autoridades hasta su fallecimiento en Cuba en 1979.

Natalia Sedova siguió viviendo en la casa hasta su muerte en 1962, falleció durante unas vacaciones en Francia. Sus cenizas fueron depositadas en la tumba de su marido en la misma casa de la calle de Viena. En 1982, la casa fue declarada patrimonio nacional y en 1990 con apoyo del nieto de Trotsky, Esteban Volkov, se convirtió en museo. 

Ramón Mercader, el asesino de Trotsky
Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, detenido y esposado (Foto: El Confidencial).

Varias estancias de la casa quedaron tal como estaban cuando Lev Trotsky fue asesinado. Hoy en día se puede visitar el inmueble donde vivía y trabajaba, con numerosas pertenencias de él y su familia. Cuenta también con una amplia colección fotográfica y se pueden observar las diferentes áreas de seguridad: un edificio para los guardias, zonas altas de vigilancia, altos muros y barrotes en las ventanas; además de puertas blindadas. Hay un centro de documentación donde se celebran conferencias, coloquios y proyecciones de películas.

Éste es un museo de gran interés para visitar, su problema es que, quizá, al tener tan cerca la Casa Azul, ha pasado más desapercibido para el público, pero sin duda es un lugar lleno de historia. Además de las propias obras de Trotsky, que a lo largo de los años no han dejado de publicarse, hay numerosos libros y películas que tratan sobre su vida en México. Sin duda, un libro muy recomendable es el de Leonardo Padura, El hombre que amaba los perros (Tusquets editores, 2009), o el de Jorge Semprún, La Segunda Muerte de Ramón Mercader (1969). En el cine y la televisión su figura se ha visto varias veces representada en películas sobre la vida de Frida Kahlo, como: Frida, naturaleza viva (1983) de Paul Leduc y Frida de Julie Taymor (2002). Aunque hay dos obras que tratan sobre su asesinato, The assassination of Trotsky (1972) de Joseph Losey, protagonizada por Richard Burton y Alain Delon, y la reciente, El elegido (2016) de Antonio Chavarrías, son muy recomendables los documentales Asaltar los cielos (1996) de José Luís López Linares y Javier Rioyo Jambrina, centrado en la figura de Ramón Mercader. Asimismo, Mis memorias con Trotsky (2013) del cineasta argentino Adolfo García Videla, en el cual es entrevistado el nieto de Trotsky, Esteban Volkov, vale la pena verlo.  

Trotsky en su escritorio
Foto: Nueva Tribuna.
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