Ellos se ríen de mí porque soy diferente.
Yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dio el jueves las gracias a su homólogo estadounidense, Joe Biden, por no tratar a México como “patio trasero” y celebró su “trato respetuoso”.
“Como lo ha expresado el presidente Biden, él quiere que el trato sea respetuoso y entre iguales”, dijo López Obrador en su primera reunión en persona con Biden, en el contexto de la IX Cumbre de los Líderes de Norteamérica, que se celebra en la Casa Blanca.
“Me lo manifestó desde la primera vez que conversamos por teléfono, ya como presidente de Estados Unidos, me dijo que no nos iban a ver como patio trasero, cosa que agradecemos, porque de esa manera no necesitamos estar reafirmando nuestros principios de independencia y de soberanía”, agregó.
En sus declaraciones a la prensa justo antes, Biden había asegurado que ya no considera a México como el vecino “del sur”, sino que quiere que ambas naciones se relacionen como “países iguales”, con base en el “respeto mutuo”.
López Obrador se refirió, además, a la integración económica de América del Norte y “de todo el continente”, y consideró necesario fortalecerla “ante el avance de otras regiones en el mundo”, aunque siempre “con respeto” a la soberanía.

Sin duda alguna, éstas son premisas que suenan halagadoras y alentadoras en medio de un proceso de deterioro que ha registrado la economía mexicana en los 28 años más recientes, así como la relación con Canadá y EE.UU., sus socios más cercanos.
Desgraciadamente, durante esos 28 años, a pesar del TLCAN y ahora, el T-MEC, no hemos podido integrarnos comercial, ni productivamente con Canadá y Estados Unidos y, cuando ambos países buscan e insisten en este proceso de integración regional con nuestro país, señalándonos como socio estratégico, AMLO insta en introducir un elemento que muy difícilmente puede concretarse al buscar una integración con todo el continente.
Así, podemos ver que, aunque las exportaciones mexicanas hacia EE.UU. se mantienen en un nivel muy alto a pesar de la disminución de su porcentaje, el de las importaciones procedentes de ese país se ha deteriorado, muy contrariamente a lo que lógica y normalmente sucedería en un proceso de integración comercial y productiva como el que se supone se ha venido desarrollando con esos países al tratar de crear un Área de Libre Comercio.
Así, del máximo porcentaje de 85.46% de las exportaciones que enviamos a EE.UU. en 1996, descendimos a 82.21% en 2020, lo que podríamos considerar bueno dentro de un proceso de diversificación sana de nuestras exportaciones, pero, en el caso de las importaciones, la situación es verdaderamente desastrosa, pues del 75.49% que realizamos en 1997, pasamos a sólo 43.79% en el 2020.

Situación similar se presenta con Canadá, el socio olvidado por México, debido a que del 3.59% que logramos enviar en 2009, pasamos a 2.67% en 2020 y, en el caso de las importaciones en el mismo 2009, alcanzamos el 3.12%, en tanto que en 2020 sólo importamos 2.17%.

Comentarios
Primero el GATT, y después la OMC, en el 7º de sus Principios Fundamentales hablan de la integración regional como elemento esencial de un desarrollo factible, a través de Acuerdos comerciales regionales, mismos que permiten el establecimiento de mejores esquemas de integración regional; señalando que las condiciones preferenciales están limitadas a los miembros que constituyen una excepción a la Cláusula NMF y que estos procesos están condicionados a:
‒ Eliminación de los aranceles y de las barreras no arancelarias.
‒ Que comprenda la mayoría de los flujos comerciales recíprocos.
‒ Que no se adopten barreras frente a terceros.
‒ Que no se apliquen mayores restricciones a las existentes.
Todo esto, con el objetivo muy lógico de que los países se concentren en el área, que eviten dispersar esfuerzos y desgasten sus fuerzas al buscar integrarse con todo el mundo.
Desgraciadamente, los teóricos del comercio exterior mexicano no han entendido esta lógica situación, por lo que las consecuencias de sus acciones han sido verdaderamente deplorables para México, ya que por la carencia de una estrategia y esta dispersión de esfuerzos, nuestro país no pudo asumir el papel de socio estratégico, categoría que nuevamente nos concedieron Canadá y Estados Unidos en la Cumbre del 18 de noviembre.
Por esa circunstancia, Canadá y EE.UU. vieron a Asia, y principalmente China, como un socio más idóneo al que se trasladaron numerosos procesos manufactureros. Esto debido a que México no supo atraerlos por la carencia de una estrategia, su baja competitividad, la reducida capacitación de su mano obra y por la carencia de tecnología, lo que tiene su manifestación más cruda en la crisis de los chips y, sobre todo, en la falta de numerosos insumos para la industria automotriz en la que se supone somos líderes a nivel mundial.

El caso más cercano y paradigmático en contra nuestra es el de la empresa norteamericana Intel, pues su planta, en la ciudad de Guadalajara, salió de México buscando ventajas que encontró en Costa Rica, y en sólo 13 años que estuvo en ese país, nos generó un déficit de -10,407 millones USD.

Actualmente, la planta de Intel está en Vietnam, país al que emigró por mayores ventajas y con el que nuestro déficit creció -6,454 millones USD al pasar de -11 a -6,465 millones USD en el período 1993-2020, motivo por el cual acumuló un déficit de -36,090 millones USD en el período 1993/-2021; mismo que seguro seguirá creciendo de manera exponencial, porque en los primeros nueve meses de 2021 alcanzó la cifra de -5,992 millones USD, y el acumulado en los primeros nueve meses de 1993 al 2021, fue de -31,950 millones USD.

Apuntes finales
El título de este artículo es la frase repetitiva que, tradicionalmente, utilizaba el tenor Pedro Vargas al final de su programa en televisión para despedir a sus invitados y agradecerles su exitosa actuación en el programa.
Yo la utilizo esperando que sea el inicio de una etapa fructífera para Canadá, EE.UU. y México, y que como habrán podido darse cuenta, los datos incluidos en esta nota no son halagüeños para los tres países, pero especialmente para México, el cual más ha perdido en estos 28 años porque en nuestra política de comercio exterior ha prevalecido la simulación y la improvisación, generando retrocesos en todas las variables económicas de nuestro país.

Mucho agradezco a nuestros socios comerciales que sigan confiando en México a pesar de los pésimos resultados que ha registrado nuestro país y que, ahora sí, tomen en serio esta invitación realizada por el presidente Joe Biden y el primer ministro Justin Trudeau, para iniciar una nueva etapa para el desarrollo de México y de la región.