Los resultados electorales de las recientes elecciones muestran en las zonas urbanas y, en especial en las capitales de varios estados, que los partidos y alianzas ganadoras no fueron necesariamente los que triunfaron para los cargos de gobernadores y gobernadoras.
En este sentido, lo que pasó en la Ciudad de México donde la coalición PAN-PRI-PRD le arrancó 9 de 16 alcaldías a Morena, parece ser parte de un fenómeno más generalizado que da cuenta del voto dividido en el país. Así lo indica el triunfo de la oposición al gobierno federal en ciudades capitales como Aguascalientes, Campeche, Cuernavaca, Colima, Guanajuato, Hermosillo, León, Monterey, Morelia Puebla, Querétaro, Saltillo, y San Luis Potosí.
En algunas capitales como Querétaro, los resultados son congruentes con las inclinaciones políticas en todo el estado, ya que el PAN es el ganador indiscutible con un alto porcentaje de los votos para la gubernatura (Mauricio Kuri con 54.25%). Lo mismo ocurre en Jalisco y en Nuevo León, donde, tanto las gubernaturas como las metrópolis de Monterrey, Guadalajara, y sus zonas conurbadas, estarán encabezadas por políticos del Movimiento Ciudadano.
En este contexto, vale la pena observar los resultados en otras capitales y en algunas de las ciudades más grandes del país. Tanto en León como en el gobierno de Guanajuato el color es azul, y el estado de Baja California también se inclinó por un tono monocromático, ya que Morena y sus aliados triunfaron tanto en el Ejecutivo estatal como Mexicali y en Tijuana, una de las ciudades con mayor población.
Sin embargo, en otros estados los resultados muestran la pluralidad y el voto diferenciado que la ciudadanía expresó el 6 de junio. Si bien es cierto que Maru Campos, la candidata de la alianza PRD-PRI-PAN, ganó la gubernatura en Chihuahua, en el estado las alcaldías quedan divididas y en la poblada Ciudad Juárez el triunfo fue para Morena.
Michoacán es uno de los estados más divididos en términos de la votación. El candidato de Morena, Alfredo Martínez Bedolla, ganó con apenas un 3% frente a la Alianza PAN-PRI-PRD que se quedará con la mayoría de la Cámara de Diputados y al frente de la la ciudad de Morelia (donde vive cerca del 25% de la población del estado).
Colima vive una situación similar. La competencia por la gubernatura del estado fue muy reñida. La candidata de Morena y de Nueva Alianza ganó con tan sólo el 32.92% de los votos, mientras que la capital se queda en manos de la alianza PAN-PRI-PRD. También en el estado de Puebla, Morena pierde la capital, a pesar del carro completo que obtuvo en el Poder Legislativo.
Por lo anterior, será conveniente observar con lupa, la dinámica política que se dará en los estados (que también incluyen otros como Morelos, donde el gobernador es de un partido y la ciudad capital de otro).
Uno de los casos que amerita más atención será sin duda el de la Ciudad de México. Tanto el Palacio Nacional, sede y residencia del actual presidente, como el Ayuntamiento de la ciudad, se encuentran en la alcaldía Cuauhtémoc, donde Morena daba por seguro el triunfo de Dolores Padierna, quien finalmente sólo obtuvo un 38.12% de votos frente al 48.06% de Lorena Cuevas. Por lo pronto, no deja de ser llamativo que esta última sea la única que no se haya unido a los otros ocho ganadores(as) opuestos a Morena, que recientemente anunciaron la Unión de Alcaldías de la Ciudad de México con la finalidad de intercambiar experiencias, luchar por un mejor presupuesto, y proyectar una sola imagen de “gobierno opositor”.
A partir de estos datos, además de las dinámicas en el ámbito legislativo, conviene poner atención en las nuevas relaciones entre poderes locales, gubernamentales y federales como una forma de medir el pulso político de México y las alianzas, al igual que los conflictos que se perfilan hacia las elecciones del 2024.
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