La democracia en México se está deformando gravemente para convertirse en lo que se conoce como la democracia de audiencias, donde es más importante la exposición mediática y popularidad en redes sociales que les permitan ser reconocidos.
Ya dejó de ser importante hacer política y articular una campaña clara con argumentos coherentes que sean la base de políticas públicas a aplicar que produzcan cambios sustanciales en la vida de mexicanas y mexicanos.
Estas candidatas y candidatos no son productos del azar o de la ocurrencia de los líderes de los partidos, sino consecuencia de esta deformación que sólo busca poner a personas que, por su presencia y reconocimiento en la sociedad, te permitan ganar la elección.
Esto es verdaderamente preocupante porque pone en entredicho el argumento en que la democracia ¨el pueblo elige¨, porque al electorado le tocó elegir entre las candidatas y candidatos que impusieron los partidos, pero no necesariamente son con quienes simpatizan o quienes desean para que los represente.
El surgimiento de candidatos como Alfredo Adame no son casuales y tampoco que a él le importe la cantidad de barbaridades que dice durante un acto de campaña, porque ahora se volvió una tendencia y una moda que personas le pidan que diga las groserías que dice en esos actos de presencia pública.
Hoy es más fácil encontrar a quienes pretenden un cargo público por una polémica en redes sociales, que en sitios específicos que nos permitan conocer de mejor forma sus trayectorias y propuestas para poder ejercer un voto informado hacia quien represente mejor nuestros intereses.
Podemos discutir si esta situación nace por cómo se mueven las audiencias actualmente, o si las audiencias se mueven de esa forma por las imposiciones de los partidos políticos. Pero no podemos discutir que esto debe de cambiar.
Nepotismo en influyentismo
A esta crisis política se le suma los vicios del nepotismo e influyentismo en las campañas de los partidos que deteriora la equidad de la contienda.
Tal es el caso de Evelyn Salgado Pineda, quien sustituyó el lugar de su padre Félix Salgado Macedonio a quien se le canceló su candidatura por no cumplir con su obligación de presentar su informe de ingresos y gastos de precampaña.
Lo más indignante es el uso que Félix le está dando a Evelyn, casi de un objeto que le permita cumplir su deseo de ser gobernador de Guerrero, lo que deteriora más la imagen de la mujer en un estado con graves problemas de abuso hacia ellas.
Por la forma en que se presenta en las elecciones Evelyn, se prepondera su parentesco con Félix y se deja de lado su capacidad como política para poder ejercer como gobernadora de un estado, eso lo que hace es objetivar a la mujer y le quita su dignidad como ser humano.
Es importante que la ciudadanía denunciemos estos actos que impiden el desarrollo pleno de una democracia, donde al espacio público sí se le dé la importancia necesaria a hacer política y presentar argumentos.
De seguir así, estaremos llegando al punto donde sólo importe ganar la elección y eso nos llevará a que la nación sea gobernada por impresentables que dejan el rumbo a la deriva por no tener la capacidad de hacer las cosas bien.
El contenido presentado en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente representa la opinión del grupo editorial de Voces México.
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