¿Se ha preguntado, estimado lector, quién hizo la silla en la que está sentado? Tal vez piense en la marca comercial pero pocas veces en la persona que lo planeó de forma específica. Y esto lo podemos hacer extensivo a sillones, mesas, utensilios de cocina o incluso al bolígrafo o teléfono celular que usamos todos los días. El diseño es algo que ha estado siempre presente en la historia de la humanidad. Desde Mesopotamia encontramos estelas, como la del Estandarte de Ur, en la que algunos personajes aparecen sentados y sosteniendo una especie de vaso o copa en sus manos. Bajo el nombre de diseño industrial, la historia comienza en el siglo XX con la Bauhaus para luego extenderse por todo el mundo, en especial, en Estados Unidos.
El Museo Franz Mayer cumple su 35 aniversario y una de las exposiciones temporales que presenta para celebrarlo es sobre este tema: El universo de un diseñador. Alexander Girard. La exposición nos muestra la obra de uno de los arquitectos de interiores y diseñador de textiles y mobiliario más reconocidos del siglo XX. Fue montada por el Vitra Design Museum y permite adentrarnos a la obra del ítalo-estadounidense Alexander Girard (1907–1993) en todas sus facetas: a través de sus acuarelas donde podemos apreciar sus propuestas como diseñador del vestuario para el Ballet Africana, alrededor de 1930, en Florencia, Italia; por sus bocetos para el diseño de interiores incluidos planos y mobiliario desde su primer departamento, luego su casa, hasta lugares como el Café Trouville en Nueva York; sus ejemplos de cerámica pintada a mano que también fueron parte de sus proyectos para los distintos lugares en los que eran contratado; o el diseño de sus juguetes y figuras decorativas tanto en dibujos como en madera.

En 1936, Girard fue contratado por la compañía de diseño de interiores Thomas A. Esling en Detroit, Michigan, un sitio boyante en el campo del arte (tan sólo recordemos que Diego Rivera había pintado sus murales sobre la industria de la ciudad en el Instituto de Artes). En esa ciudad, Girard conoció a Eero Saarinen y a Charles y Ray Eames con quienes compartirá la idea de diseñar con distintos materiales además de que será contratado por el propio Instituto de Artes para realizar la curaduría de la exposición For Modern Living, que fue visitada por más de 150 mil personas y que constituyó un punto de partida para el diseño de interiores que después tuvo en Nueva York tanto impacto. De esta época, 1944, destaca una silla de contrachapado, es decir, madera tratada tipo triplay; algo común hoy en día pero innovador para la época y cuyos planos y el propio mueble podemos admirar en el recinto museístico mexicano.
La parte del diseño textil también resalta, no sólo por su museografía, sino por el contraste de los distintos materiales conjuntados a la par de los dibujos de sus diseños. Algo que hemos perdido de vista, en tiempos actuales, es pensar quiénes bosquejan el dibujo de las telas de nuestros vestidos o pantalones. Lo que hoy podríamos considerar común, es algo que resalta de esta parte de la exposición. Tal vez reconozcamos, por ejemplo, algún trapo de cocina de nuestra casa que es muy similar a un dibujo realizado por Girard.


La exposición está dividida en cuatro partes: el diseño de interiores, el diseño textil, el diseño corporativo y el arte popular.
La sección dedicada al diseño corporativo resulta también muy atractiva. Se muestran varios bocetos de diseño de restaurantes, cafeterías y fachadas comerciales como es el caso del mural de las oficinas centrales de la fábrica John Deere dedicada a producir maquinaria agrícola o el diseño completo del restaurante La Fonda del Sol en Nueva York. Además de tener oportunidad de apreciar modelos a escala, se pueden observar plantas arquitectónicas con patrones de tela, adheridos al mismo plano, para hacer más evidente la idea de la propuesta decorativa, así como también las ideas en cuanto a mantelería, serviletas, empaques para terrones de azúcar, menús, copas, vasos, saleros y por supuesto, el logotipo. En 1965, Girard diseñó la nueva imagen de Branniff International Airlines que incorporó no sólo un proyecto para el color del exterior y el interior de los aviones y las salas de espera sino también de varios materiales impresos. Los uniformes fueron obra del italiano Emilio Pucci y también se incluyen en la exposición.
La última parte está conformada por una sección dedicada al arte popular de América Latina pero también de expresiones de artes decorativas de la India, ambas tradiciones que siempre llamaron la atención de Girard. Su coleccionismo lo llevó a reunir una gran cantidad de objetos que junto con los que él mismo elaboró se pueden apreciar en la muestra.


Alexander Girard fue un visionario en cuanto al diseño se refiere. Enriqueció una parte importante de los objetos de la vida cotidiana que hoy disfrutamos. La exposición cierra el 15 de agosto. Como parte de las actividades a distancia que el Museo Franz Mayer ha desarrollado, tenemos la oportunidad de disfrutar una conferencia virtual de Jochen Eisenbrand, curador de la muestra, con subtítulos en español. Se puede ver en el siguiente video:
Visita al museo en tiempos pandémicos
Se recomienda llegar temprano al museo y visitarlo entre martes y viernes. Los fines de semana hay más gente. Abre a las 11:00 a.m. Se pueden comprar los boletos por Internet o en la taquilla del museo. Es obligatorio el uso de cubrebocas durante toda la estancia. La sala de la exhibición temporal de Girard tiene techos muy altos. El estacionamiento del propio recinto nos conecta con la planta alta del museo. Hay que bajar para ver la exposición y así se tiene oportunidad de recorrer el claustro del edificio que es de gran belleza.
Museo Franz Mayer. Avenida Hidalgo 45. Centro Histórico de la CdMx. De martes a viernes, de 11 a 16 horas. Sábado y domingo, de 11 a 17 horas. Estacionamiento propio anexo al museo sobre la calle de Valerio Trujano s/n (35 pesos, la hora). Admisión general, 70 pesos. Con credencial de estudiante, profesor o INAPAM, 25 pesos. Martes, entrada libre. Lunes, cerrado.
El diseño está en nuestra vida cotidiana y pasa desapercibido, gracias por recordarnos que hay que detenernos a degustar y valorarlo. Saludos 🌹