Pesca ilegal, la principal amenaza de los ecosistemas marinos

Por más grave que sea la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, los programas sociales y los subsidios no son suficientes para luchar contra esta actividad.

Foto: Cuartoscuro.
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Lucero Zepeda

Lectura: ( Palabras)

El mes pasado, Javier León y Eduardo Cámara fueron testigos de cómo 40 lanchas modificadas zarparon del puerto de Celestún hasta arriba en Río Lagartos, zona oficial del Caribe mexicano. Con anzuelos pequeños y mallas en mano, los pescadores foráneos capturaron tanto peces chicos como especies marinas en veda sin distinción alguna. 

Tal como lo denunciaron en el Diario de Yucatán, ambos pescadores aseguran que las lanchas intrusas trabajan de 7 a 10 días lejos de la costa y cuentan con el apoyo de barcos nodrizas quien surte de hielos, diésel y víveres a los furtivos de menor escala.

A diferencia de Javier y Eduardo quienes capturan ejemplares autorizados como el Mero y “Negrillo” con anzuelos grandes; las lanchas “realzadas” de 26 y 29 pies de eslora utilizan trampas, equipos y artes de pesca prohibidos –como anzuelos chicos– para capturar especies en veda en las zonas vulnerables como Río Lagartos, Oriente, cerca de las islas Contoy y Holbox, e incluso, cerca de la zona de reserva Parque Nacional Arrecife Alacranes.

Ante patrones y organizaciones pesqueras, ambos pescadores afirmaron que la depredación pesquera es un problema serio y, al paso corto de las autoridades, estiman que en dos años las costas yucatecas dejarán de tener peces para capturar y los barcos tendrán que navegar grandes distancias para recolectar las especies marinas necesarias.

A nivel global, la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (pesca INDNR) sigue siendo una de las mayores amenazas para los ecosistemas marinos. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura calcula que el 20% de las capturas totales del mundo proceden de la pesca INDNR; en México el 50% de la pesca recolectada es furtiva, osease, que casi uno de cada dos kilos de pescado se obtiene de manera ilegal en las costas mexicanas del país.

El saqueo sin freno, la caza de especies no autorizadas, la inmersión de barcos extranjeros y la voracidad de los empresarios y pescadores furtivos representan una amenaza a la sostenibilidad de los recursos acuáticos. Por desgracia, no solo son las familias locales las que se ven afectadas por esta actividad, la sobrepesca deja a las especies tan agotadas que no son capaces de recuperarse y, en un periodo de tiempo, terminan por extinguirse.

Según un informe publicado por la ONG Oceana, en mayo de 2021, el Parque Nacional de Alacranes es una de las áreas marinas protegidas en mayor peligro de México por causa de la pesca INDNR.

En el arrecife habitan cientos de especies marinas, algunas de ellas protegidas como las tortugas y los corales abanicos de mar, cuernos de venado y cuernos de alce, además de encontrarse otros animales marinos, entre ellos tiburones, almejas, la ballena piloto y delfines. En sus aguas también se encuentra la langosta y el mero que son de gran importancia comercial para las comunidades de la zona, pues se estima que casi el 15% de la captura de estas especies se obtienen de este arrecife.    

El 3 de junio pasado, elementos de la Guardia Nacional adscritos a la zona de Mérida Yucatán detuvieron a dos personas que transportaban 318 kilos de pulpo sin documentación alguna, especie que es protegida por veda biológica. El pulpo es una de las cuatro principales especies capturadas de la zona, seguido del mero, la langosta y el pepino marino. Aunque la langosta es de gran importancia comercial para el estado de Yucatán, goza de buena reproducción y no escasea a diferencia de las demás especies.

Según las previsiones de SOFIA, Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura de la FAO, el 34.2% de las poblaciones de peces que se pescan actualmente van más allá de la sostenibilidad biológica. El organismo de la ONU señala que se trata de un porcentaje demasiado elevado y que no presenta una mejoría a nivel mundial.

Usualmente, los debates sobre la pesca ilegal en los mares latinoamericanos suelen centrarse en 1) grandes flotas de barcos nodrizas, 2) pescadores furtivos a pequeña escala, o 3) competencia de pescadores provenientes de otros estados. Sin embargo, lo que muchas veces los análisis de acuicultura y vigilancia marítima pasan por alto es que, ante la presión y la escasez de especies, algunos pescadores locales adopten progresivamente prácticas de las grandes flotas y alteren el ecosistema marino de la región.

pesca ilegal
Foto: Cuartoscuro.

Ante las menguadas reservas de especies marinas, los mismos pescadores tienen que viajar y adentrarse en zonas alejadas y prohibidas por las autoridades federales para pescar. Muchos de ellos aprovechan la madrugada –momento donde no hay personal suficiente para detectarlos– y viajan en sus lanchas con la esperanza de encontrar “una buena pesca” y evitar a los grandes barcos que llevan el mismo negocio.

Pese a todo lo anterior y por más grave que sea la pesca ilegal, los programas sociales y los subsidios no son suficientes para luchar contra esta actividad.

“Al problema más grave que enfrentan las y los pescadores habría que responderle con la misma dimensión por parte del Estado mexicano. Pero hemos visto lo contrario, una dimensión de los recursos destinados a la inspección y vigilancia a la autoridad pesquera. Un ejemplo son los subsidios entregados a pescadores para realizar actividades de inspección y vigilancia, pasaron de 63 millones en 2018 a cero desde 2019”, menciona Renata Terrazas, vicepresidenta del comité ejecutivo de Oceana.

Entre 2011 y 2021, alrededor de 20.6 mil millones de pesos asignados a la Conapesca fueron canalizados a 12 programas orientados a diferentes aspectos de la actividad pesquera y acuícola; sin embargo, a partir de 2020, solamente se canalizó al programa de Bienpesca, anteriormente PROPESCA.

De acuerdo con la iniciativa Pescando Datos, de los 180 mil beneficiarios entre 2011 a 2019, sólo el 58% recibieron apoyo por un concepto y por un año. La región más apoyada fue Pacífico Norte con el 57% del estímulo, mientras que en el Caribe (estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo) recibieron el 9% del estímulo.

¿Cómo se traduce esto en materia de efectividad?

En materia de protección y vigilancia pesquera, el estado yucateco se encuentra por debajo de la media en comparación con otros estados costeros como Sinaloa, Sonora y Baja California. Durante el año 2020, siete personas del estado de Yucatán realizaron 381 actos de vigilancia costera con seis vehículos terrestres asignados y ninguna embarcación para inspección y vigilancia. En dichos actos, sólo se tiene registro de siete personas y tres embarcaciones detenidas por actos de pesca ilegal en la zona costera.

Siguiendo las denuncias más frecuentes de los pescadores locales, los barcos pescan peces pequeños por debajo de las dimensiones permitidas y además, pescan fuera de temporada, lo que ha dado como resultado una caída brutal en los números de pulpos, langostas, meros y pepinos de mar.

Ya la propia Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha señalado que las acciones de inspección y vigilancia son insuficientes y no cubren las áreas de pesca, ni siquiera en temporada de veda por falta de presupuesto. En su reciente informe sobre la cuenta pública, la ASF menciona que el programa de Bienpesca enfrenta problemas de implementación y los controles de supervisión en el presupuesto se catalogaron como deficientes debido a la “falta de la documentación que acredite el entero a la Tesorería de la Federación de un monto de 1,627.2 miles de pesos de apoyos no cobrados por 226 beneficiarios, así como pagos por un total de 295.2 miles de pesos efectuados a 41 personas reportadas como fallecidas entre los años 2013 a 2020”.

Proyecto Alacranes, en defensa del arrecife

Proyecto Alacranes es la primera expedición de la ONG Oceana que se realiza en México. Con un cuerpo de 10 investigadores mexicanos y estadounidenses, el proyecto tiene como objetivo principal identificar las especies que habitan en arrecife Alacranes y en Bajos del Norte, evaluar el estado actual de los corales y determinar la población actual de invertebrados y peces, incluidos aquellos de interés comercial.

El último reporte de Programa de Conservación y Manejo Parque Nacional Arrecife Alacranes data del año 2006, en donde se especifica que -hasta ese momento- los recursos y procesos naturales del Arrecife Alacranes han sido “poco perturbados, aunque hay síntomas de que una creciente utilización de recursos está en proceso”. Sin duda, 15 años después, la creciente demanda de recursos pesqueros podría haber ocasionado pérdidas severas en el ecosistema del arrecife.

El problema que enfrentan los ecosistemas acuáticos puede ser muy variada, y aunque en su mayoría se resumen en la sobreexplotación de recursos pesqueros, la realidad es que aún se carece de información valiosa que permita evaluar la población y dinámica de especie animales y vegetales con fines de preservación y protección del área.

“El arrecife se encuentra lejos de la costa, pero no por ello está ausente de presiones locales”, explicó Miguel Rivas, director de Campañas de Hábitat en Oceana, previo a la inauguración del proyecto. “El aumento del turismo y la gran demanda de pesca en la zona han sobrepasado la capacidad de carga que tiene la isla. Hacer este viaje implica determinar qué zonas se pueden visitar, en cuáles se puede pescar, en cuáles no y qué tipo de pesca se realiza en Alacranes. Nosotros, con la información obtenida en esta expedición, podemos acudir con la autoridad correspondiente para que implemente las políticas públicas que Oceana crea convenientes para la preservación del arrecife”.

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