El refrán dice: “No coman ansias” y La México responde con carteles y fechas precisas.
Hay como en botica, de todo y prevalece la oportunidad y la mezcla de novilladas y corridas, lo cual es ideal.
El cartel del 12 de diciembre es un agasajo y comento sucesos personales que me pasaron y me traen gratos recuerdos.
En 2004 estuve en la lidia de seis toros en solitario de Morante en Madrid, con mi mamá Lolita y al lado José Mari Manzanares padre.
Una verónica me erizó la piel, se dio cuenta José Mari y me dice: “te estremeció, Carazo”. Nunca se me va a olvidar y aquí lo repito. Morante se retiró por temas médicos y regresó primero en España, y luego en inolvidable mano a mano con El Pana en 2007 y 2008.
Ahora ha sido un año Morantista ideal y motivo tenemos de celebrar el día de nuestra Guadalupana.
Con el padre de Diego San Román, con Óscar, me une una vieja amistad, en La México toreó en un festejo novilleril en 1991 y era costumbre en las transmisiones de radio, la entrevista en el túnel de entrada y al finalizar le pregunté de su color de vestido y me contestó: “Adornos negros y verde mariguana”.
Hoy 30 años más tarde, es más normal hablar de ella, en aquella época me dijo que por qué no había hecho algo, a lo que respondí: “Si hay problema lo asumo, está en el túnel, se va a jugar la vida y no es el momento”. No hubo consecuencias y aquí estoy reponiendo la salud, pero entusiasmado con mi entrañable amigo y su familia.
Diego ha hecho una carrera de altos vuelos y la merece. En Diego Silveti encuentro al torero maduro y a la familia amiga desde siempre.
Morante en su año y Ferrera, con su personal estilo de torear, es propicio para esperar con fervor ese día.
Y desde la inauguración, en noviembre próximo, porque volver a la fiesta es volver a vivir. A mí no me cabe duda. Dios nos bendiga.