Nuestro paseo en la publicación anterior terminó en los maravillosos jardines árabes, donde la flor de azahar de los árboles de naranjo, embelesan con su delicioso y apacible aroma nuestros sentidos. Todavía en estas épocas es posible disfrutar de la belleza y tranquilidad de estos maravillosos espacios que forman parte de algunos espléndidos edificios construidos durante de la invasión árabe en España como el Generalife en Granada. Sentarse a disfrutar un momento en este jardín, nos transporta a otras épocas, a las reminiscencias de otros tiempos que podemos evocar con sus esencias.
De aquellos lejanos tiempos en España vamos a ir a los jardines italianos del Renacimiento. Estos jardines estaban inspirados en los jardines romanos, por lo tanto, la decoración con columnas, estatuas y setos recortados eran obligados. Las terrazas y escalinatas eran además construcciones que servían para integrar el jardín a la casa, de manera que éste se incorporara a la edificación, circundándola.
El siguiente estilo de jardín que vamos a visitar es el barroco francés. La amplitud de los castillos, en zonas planas, lo que posibilitaba que los jardines pudieran tener grandes dimensiones. Parterres con diferentes diseños con impresionantes trazos, fuentes, zonas de esparcimiento, estatuas, plantas de ornato con flores puestas en macetas. ¿Has visto los famosos jardines del Palacio de Versalles?
A diferencia de los jardines franceses, los ingleses optaron por un diseño que, desde una visión romántica, pretendía reproducir a la naturaleza, es así como a partir de la admiración que por ésta sentían la observaban para reproducirla como paisaje. Parterres y terrazas que se transformaban en suaves praderas, arboles distribuidos en grupos de forma irregular, senderos y calzadas sinuosas. En este tipo de jardín, la línea recta no existe, sin embargo, era posible encontrar en algún punto especial alguna estatua o columna, incluso alguna construcción de tipo clásico para ornamentar.
Si vamos ahora hacia Asia, en particular a China, encontramos jardines que integran tres motivos decorativos básicos: agua, piedra y elementos vegetales. Su estilo paisajista pretende convertir un paisaje natural en un jardín. Estos jardines están influenciados por diversas religiones como el taoísmo, el confucianismo y el budismo. Tales estos espacios se diseñaban para la contemplación y la meditación.
Los grandes maestros de este tipo de jardines para la contemplación son los japoneses que, siguiendo la pauta de los chinos, incorporaban elementos un poco más coloridos. Tonos como el marrón y el verde, que no eran utilizados en los jardines de China, estaban presentes en los diseños japoneses. Además, tenían una especial predilección por miniaturizar el Universo, por lo tanto, los jardines bonsái eran la expresión de un arte exclusivo de esta cultura.
La modernidad y la etapa de la postrevolución industrial tuvieron también impacto en la expresión de la jardinería. Los jardines diseñados para el uso público constituyeron el paso a los parques. El más representativo de todos, construido Nueva York en 1858, es Central Park. Creado por Olmsted, este parque se diseña para satisfacer la necesidad de contar con áreas verdes para embellecer y oxigenar las grandes ciudades.
A partir de siglo XX se deja de seguir un estilo específico asociado a alguna estética particular. Se advierte que en este período se opta por un diseño más ecléctico que incorpora un estilo más o menos paisajista con elementos funcionales. Tanto en jardines privados como en los públicos se incluyen zonas de juegos para niños, áreas deportivas para practicar basquetbol o futbol, espacios de reunión social con asador, quioscos para la presentación de la banda del pueblo en los eventos políticos, sociales o militares, es decir, el espacio se piensa con el ser humano como un actor visitante o permanente en la dinámica del jardín o del parque.
¿A dónde ha ido la tendencia ahora en el siglo XXI? Pues parece ser que en un sentido totalmente opuesto. El desarrollo más fuerte se dirige a los jardines con mínima intervención humana. Para conseguir este objetivo se plantean los siguientes principios:
– El diseño inteligente para tener en cuenta el contexto del lugar, saber dónde se va a implantar el jardín, conocer factores como las lluvias y temperaturas medias que inciden a lo largo del año en la zona resulta vital para un mejor aprovechamiento de los recursos.
– Saber cuál es la naturaleza de la tierra es necesario porque conocer el terreno que se va a ajardinar y la composición de la tierra determina la carga de nutrientes para establecer la viabilidad de las especies a plantar.
– La elección de las plantas, considerando el rubro anterior, es una de las tareas más importantes. Las especies deben ser adecuadas para las condiciones del terreno y de la zona, deben poder interactuar unas con otras. La consideración de las plantas como seres vivos es el eje de este tipo de jardín, por lo que cuidarlas para que se relacionen con el medio y las plantas implica el desarrollo de un espacio de convivencia entre ellas.
Finalmente, el objetivo es tener un jardín que pueda evolucionar sin tener tanta necesidad de la mano del hombre.
Por último, y en franca oposición conceptual del jardín sin humanos, está la propuesta del jardín multifunción. Este tipo de jardín no está dirigido exclusivamente a ser una obra contemplativa y ornamental, sino un espacio vivo dentro del hogar o en los parques públicos, que favorezca la convivencia, el reposo y el disfrute. Tener zona de lectura, las típicas áreas de reunión social para reunir a la familia y a los amigos, incluso para tener en casa una huerta con hierbas aromáticas, siembra de algunos vegetales y frutos que pueden formar parte de la dieta es especialmente valorado.
El propósito del jardín del futuro es contar con un espacio multifuncional, más humano, en el que se respete y procure el cuidado del medio ambiente, con mejor aprovechamiento de los recursos hídricos e incorporando a las especies vegetales ideales para el territorio donde se va a desarrollar este jardín ecológico.
Total, la necesidad de contar con estos espacios verdes, tanto en el ámbito privado como público, hacen evidente que nosotros, los seres humanos, como parte de la naturaleza, requerimos de esta exposición a las plantas, a su cuidado, al sol y al viento como ha sucedido desde el inicio de los tiempos.
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