La construcción de grandes obras de infraestructura siempre han sido grandes hoyos negros que se prestan a inmensos fraudes para las constructoras y para los gobernantes que las solicitan.
Este caso no es un accidente. Esta tragedia tiene nombre y apellidos: negligencia, corrupción e impunidad.
No cabe duda de que nuestro modelo democrático es viable y que nos ha brindado una estabilidad política que no podemos arriesgar.
La previsión no es una característica constante en el común de las personas. De ordinario, el individuo se guía por el acaso, confiado a la suerte, entregado a la rutina y con la esperanza…
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