El desempeño de los museos oscila entre la ignorancia y la negligencia. ¿Cómo no va a ser una tentación robar un museo si el descuido es ominoso?
Se acercó un vagabundo, un hombre sin hogar, de 32 años, que se viste de ropa que encuentra en los basureros y le prendió fuego. Bien hecho.
La fama no tiene paciencia, hay más vida que fama. El olvido es más veloz que la fama, la alcanza y la fulmina, se sigue de largo y no mira para atrás.
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