Todos sabemos que no es lo mismo pasar cinco minutos debajo del agua o en un examen de matemáticas, que cinco minutos disfrutando de una buena conversación. La experiencia del tiempo es sumamente variable, subjetiva y depende de múltiples circunstancias.
Quizá esta situación nos obligue a pensar en cómo fuimos educadas muchas de nosotras, y en cuándo vale la pena hacer una intervención más visible en el espacio público.
La moral es cosa de costumbres, decíamos. Las instituciones participan, como es evidente, en el dinamismo de una sociedad.
¿A usted le parece que el consumo digital es democrático? Podemos conservar la pregunta sobre la mesa para plantear una serie de cuestiones.
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