Si tuviera que definir con una palabra a este escritor tendría que afirmar que fue un experimentador.
El otoño era su temporada. Sus grandes aventuras, todas las que merecieron ser contadas, fueron en otoño.
Obtuve la transcripción de una carta que el Manco de Celaya mandó a su hijo Humberto al llegar este a la mayoría de edad.
Para los igbo el individuo y el pueblo son únicos. Tienen un gran sentido de la igualdad y una aversión rotunda al autoritarismo.
“Estaba por terminar el siglo diecinueve cuando Nietzsche recibió la visita de Lou Andreas-Salomé. ‘El siglo ya va a terminar’, comentó el filósofo loco a la vieja amiga.
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