Las nuevas vacunas contra COVID, con las cuáles se inocula a millones de europeos, estadounidenses, e israelíes, implican riesgos que serían razonablemente soportables, quizá, si no existiere un tratamiento cabalmente efectivo.
Si el futuro es una enorme interrogante, ¿qué mejor razón para calibrar sus instrumentos, inventar otros nuevos y salir a navegar?
Muchos me odian. Querrían volver a un pasado que sólo es idílico en sus cabezas. Y, sin embargo, yo los liberé o, al menos, eso intenté.
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